Homenaxe nacional a González Mariñas

Pablo González Mariñas é unha personalidade senlleira na historia política contemporánea de Galicia. Deputado entre 1981 e 1990, voceiro parlamentario de Coalición Galega (1983-1986) e secretario xeral do PNG-PG (1987-1990), foi actor moi relevante da moción de censura de setembro de 1987 e no goberno tripartito (PSdeG-CG-PNG) que se constituíu de seguido foi conselleiro da Presidencia e voceiro do Goberno. Na súa gobernanza priorizou a construción nacional e institucional deste país, promovendo a lei de coordinación das Deputacións (co seu horizonte posto na provincia única para Galicia) que logo conxelou Fraga Iribarne no 1990.
Creou tamén a Escola Galega da Administracion Pública para garantir un emprego público eficaz, moderno e formado desde criterios de país e autogoberno e foi o autor da lei da función pública de 1988, que estableceu regras claras para a construción da Administración Pública galega, rachando coa improvisación e parcialidade dos gobernos de Fernández Albor. Deulle un pulo fulcral ao deseño normativo da Valedoría do Pobo e do Consello de Contas. Promoveu tamén a creación da Policía Autonómica, mais o ferreño neocentralismo do PSOE e PP estatais e a frialdade dos socialistas galegos freou esta iniciativa. As mesmas forzas que conxelaron a Policía de Galicia e frearon a iniciativa da trasferencia de tráfico do vicepresidente Anxo Quintana no 2009-2010.
González Mariñas combinou o nacionalismo político do PG republicano, no que militara o seu tío Jenaro Marinhas del Valle, cunha modernidade de estilo e mensaxe e unha grande capacidade de empatía negociadora, e decatouse axiña de que o galeguismo non podía ficar ausente da tarefa de encher de contido o autogoberno e as institucións autonómicas a medio do desenvolvemento do Estatuto. Un desenvolvemento estatutario ao que lle dedicou moitos esforzos entre 2005 e 2009, cando volveu ser deputado (esta vez polo BNG atendendo o convite que lle fixo entón Anxo Quintana) e traballou de xeito teimudo por un novo Estatuto de Nación, frustrado pola defección do PP dun Núñez Feijóo que amosaba xa que o seu principal obxectivo non era Galicia senón facer carreira en Madrid.
Para Mariñas Galicia é a medida das cousas e o referente da súa cosmovisión. E, como moitos outros patriotas, sacrificou un despexado futuro político para ficar sempre no ámbito do galeguismo político, refugando os cantos de serea dos partidos estatais á esquerda e á dereita.
Velaí, canda o seu contributo como xurista, universitario e autor literario, as razóns polas que desde a sociedade civil se lle fará este venres 8-X unha merecida homenaxe. Porque as nacións que basean a xeito a súa convivencia e acreditan no seu futuro saben recoñecer os seus construtores.

El Gobierno de Sánchez usó la patrulla Águila para provocar en el Día da Patria Galega

El pasado domingo, 25 de julio, Galicia celebró su Día Nacional, el Día da Patria Galega y el BNG continuó su tradición de llenar las plazas compostelanas de A Quintana y Praterías y calles adyacentes, recuperando tradiciones prepandémicas. El soberanismo gallego está ahora fuerte de mente y pletórico de energías (aunque el futuro presente tantas dudas y legítimos temores sobre la deriva gallega, del Estado, de Europa y del mundo) y la tónica fue de entusiasmo y adhesión a su líder Ana Pontón, a quien aprueban en encuestas hasta muchas personas que dicen votarán al PP.
El protagonista, además de Ana Pontón fue el líder republicano catalán Oriol Junqueras, ovacionado por miles de patriotas gallegos en un indudable reconocimiento personal y político que demuestra, si, la conexión entre BNG y ERC, pero sobre todo la conexión entre el soberanismo gallego y el soberanismo catalán, no siempre tan nítida, aunque entre agosto y diciembre de 2017 hubo importantes muestras de solidaridad gallegas con el procés soberanista en las calles y plazas gallegas.
Es indudable que BNG, ERC y EH BILDU se entienden y comparten una estrategia de futuro. Pero también es cierto que, en este 25 de julio, no faltaron personas en el entorno de la directiva soberanista gallega que, con todo el respeto por la estrategia de ERC, cuestionaban su voto favorable el miércoles 20 al Decreto-Ley sobre los empleados públicos interinos, salvando “in extremis” (al final votaron a favor 170 y en contra 169 diputados) al Gobierno Sánchez de una derrota segura sin obtener compromiso de modificación sustancial de su contenido. Una derrota que probablemente le hubiese devuelto a Sánchez Pérez-Castejón a su realidad de Gobierno sostenido por una minoría precaria. El voto favorable de ERC contrastó con los votos negativos de JuntsxCat, PdeCat, CUP y BNG y con la abstención del PNV.
El momento político coyuntural, verdaderamente, parece darle la razón a los que dudaban del voto salvador de ERC del 20 de julio, tanto en Galicia como en Catalunya. En Galicia, la rebaja de los peajes de la AP-9 que entró en vigor este fin de semana (la vía transversal del País, que transita de Ferrol a Vigo pasando por A Coruña, Santiago de Compostela y Pontevedra, conectando 2 de los 2,7 millones de gallegos previo pago de 40 € ida y vuelta) constituía un elemento central del pacto de investidura con el BNG, pero el PSOE ha intentado retrasar lo máximo posible su entrada en vigor y oscurecer el esencial papel del BNG en su consecución, cuando rentabilizó su único voto en la investidura de Sánchez al fallar el PRC y CC. Por otra parte, el compromiso coetáneo de transferir a la Xunta esta AP-9 ha sido incumplido, llegando a presentar el PSOE una enmienda para que no se traspase su titularidad, sino simplemente su gestión.
Pero, en lo simbólico, el otro foco de atención informativa del 25 de julio (la Ofrenda del Jefe del Estado al Apóstol Santiago) dejaba un muy desagradable impacto en el ánimo de cientos de miles de gallegos. Porque se despilfarraron ingentes recursos públicos para que el Jefe de Estado, su esposa, sus dos hijas y el Presidente del Gobierno español concurrieran al ceremonial de dicha Ofrenda estatal, en un desacertado y caduco ceremonial españolista y clerical, totalmente alejado del espíritu del Santiago Zebedeo acogedor de peregrinos y animador de los caminos que construyeron en la Edad Media Europa y Galicia como nación europea, hasta nuestra incorporación en 1480 a la Corona de Castilla.Y, en el cénit de la manifestación soberanista, la Patrulla Águila del Ejército del Aire español, con modales propios del peor colonialismo, dibujaron en el cielo compostelano una bandera monárquica española que estaba totalmente fuera de lugar en una fecha como la del Día Nacional de Galicia, con docenas de miles de personas reivindicando la bandera azul y blanca. ¿Cuánto habrán costado el combustible, dietas de desplazamiento y otros gastos motivados por las cabriolas de esta Patrulla Águila? ¿Es ésta la idea que tiene Pedro Sánchez de la plurinacionalidad del Estado?
Pues bien, el despilfarro de recursos públicos, la desmadejada presencia de la Familia Real en Galicia y la provocación de los aviones militares españoles son de la pura responsabilidad de Pedro Sánchez como Presidente del Gobierno del Estado. Por eso se respiraba indignación contra el PSOE entre los soberanistas del BNG este Día da Patria, lo que es totalmente compatible con la admiración a Junqueras y la alianza con ERC, aunque marque ciertamente un camino propio. El de la prevención y el del escepticismo frente a Pedro Sánchez y su entorno.
Y es que coinciden algunos dirigentes del BNG, como también del PNV (el domingo Urkullu no iba a ir a la próxima pasada Conferencia de Presidentes, lo que cambió en las últimas horas por esa línea de teléfono rojo de Ajuria Enea -¿o Sabin Etxea?- con Moncloa que tan rentable resulta a la ciudadanía vasca) y de JuntsxCat (y seguro que de ERC, por lo menos en privado) en la desconfianza ante un nuevo Gobierno Sánchez que procura demostrar claramente su frialdad ante la plurinacionalidad estatal, como hizo este 25 de julio en Galicia llegando incluso a la provocación.
El PSOE de después del reciente cambio de Gobierno está encantado de haberse conocido y mira por encima del hombro a sus socios soberanistas (a unos más que a otros, pero a todos en general) por encima del hombro como si le debieran incondicionalmente los votos (defecto en el que incurrió el PSdeG en sus únicas experiencias de gobierno en Galicia, el tripartito con CG y PNG-PG entre 1987 y 1990 y el bipartito con el BNG entre 2005 y 2009). Además, como ha escrito certeramente el periodista catalán David González, se permiten el lujo de excluir de su reflexión política e ideológica en su próximo Congreso Federal del otoño cualquier reforma constitucional ya no sólo que reconozca el derecho a decidir de Catalunya, sino que modifique mínimamente el marco juridico-político hacia un reconocimiento y articulación de la plurinacionalidad del Estado. Con Pedro Sánchez middle 2021 el PSOE se ha olvidado de su propuesta de reforma constitucional de 2017 (enunciada por el propio Sánchez). Por olvidarse hasta se han olvidado de la Declaración federalista de Santillana (ZP, 2003).
Y, claro, uno conecta estas provocaciones gratuitas y estas omisiones en la agenda congresual que marcará el rumbo del partido que hegemoniza la gobernanza estatal con la apelación a la lección que han debido aprender los catalanes de la nueva ministra supuestamente encargada de la gestión de la pluralidad nacional del Estado, lo relaciona con los dos años que restan de legislatura y con inequívocos atisbos de que vuelve el PSOE jacobino y se pregunta que frutos posibles podrá dar una estrategia de diálogo bilateral entre Catalunya y el Estado en los próximos dos años. Porque encalló la reforma del Código Penal respecto del delito de sedición, sin la cual no habrá soluciones a la situación de las personas exiliadas. De la amnistía no se sabe, la Fiscalía continúa su función inquisitorial contra buena parte de las 3.200 personas represaliadas y resulta en la práctica imposible mantener frente al Tribunal de Cuentas el principio fundamental de que la Administración Pública mantenga indemnes a sus servidores de los eventuales daños que les irrogue su gestión.
Comparando comparando, la estrategia de europeización del conflicto en el marco de una confrontación pacífica e inteligente, parece que ha obtenido por ahora los principales frutos, tanto en el ámbito judicial europeo, como en el político (Consejo de Europa y ONU), así como en el de la presencia en la sociedad civil articulada. Y uno se pregunta si esta inacción, que coincide además con una época de malas palabras y faltas de respeto, puede durar dos años.

Sorpasso e volta ao 1997

É chocante que despois do ciclo aberto polo 15-M en 2011 e pola época do éxito electoral das Marés (eleccións locais de 2015, xerais de 2015 e 2016 e, en boa medida, as autonómicas de 2016) os resultados deste 12-X de 2020 sexan cuspidiños aos daquel lonxano 1997, cando Fraga quitou 42 deputados para o PP (os mesmos que Feijóo arestora), Beiras 18 para o BNG (Ana Pontón rachou onte este récord acadando 19) e Caballero 15 para o PSOE (daquela foi o tío Abel, hoxe en día alcalde absoluto de Vigo, mentres que agora o sobriño baixa un empatando a peor marca histórica do PSdeG nunhas eleccións nacionais galegas: os 14 de Xaquín Leiceaga en 2016).
O triunfo de Feijóo (48% dos votos, unhas décimas e un deputado máis que no 2016) é evidente e cómpre recoñecerllo sen disputa ningunha. Si é verdade que a súa base electoral é máis rural que urbana, máis de persoas idosas que de persoas máis novas, mais todos os votos son iguais e haberíamos gravar esta regra a lume nos nosos miolos. Feijóo afunde a Vox e Cs (que quitaron cadanseus 2% e 0,74% de votos) e ponse 12 mil votos por riba da suma dos comúns, socialistas e nacionalistas, rachando a clara vitoria das esquerdas das dúas eleccións xerais de 2019 e das municipais. Nidio é que a xestión do Covid, malia as graves chatas na súa xestión sanitaria e de servizos sociais, o beneficiou. De calquera xeito, comeza unha lexislatura cunha ampla e anovada vantaxe que afortalará a tendencia a adoptar as decisións económicas, ambientais, universitarias, educativas, sanitarias… que compoñen o seu programa de máximos.
Mais o electorado alternativo elixiu concentrar moitos votos no BNG de Ana Pontón, que bateu os records de Beiras acadando case a cuarta parte dos votos, mentres o PSOE ficaba por baixo do limiar do 20%. E, deste xeito, Ana Pontón visualízase como líder indiscutíbel da oposición, en proceso de alargamento da base electoral do soberanismo cara ao galeguismo até de agora exterior ao BNG e tamén cara ao espazo progresista en xeral, papándolle moi boa parte do espazo da esquerda estatal.
Porque foi a esquerda española a grande derrotada. Para o PSOE ficar terceiro, con menos do 20% e cos mesmos deputados que no 2016 é un gravísimo fracaso, moito máis se pensamos que o PSOE gañou as eleccións xerais de hai un ano e case empatou as de hai oito meses. A carreira política de Gonzalo Caballero, que colleitou un fracaso semellante ao do seu tío Abel no 1997, está moi en dúbida, porque ademais está lonxe de ter contentas as bases socialistas ao longo do País.
O grande fracaso dos Comúns ao obter menos do 4% de votos (o limiar para entrar no Parlamento é do 5%) é o máis sobranceiro responsábel da maioría absoluta de Feijoo. O 0,20 % de votos da innecesaria coalición de En Marea e Compromiso por Galicia confirma na irrelevancia a persoas que non percibiron que rematara o seu ciclo. Estas forzas, canda Podemos, EU e Anova, desaparecen da escena parlamentaria, onde fican as tres mesmas forzas que no 1997 e, ademais, en posicións moi semellantes.

¿Cambia el Estado de reglas a mitad de partido, en función de sus objetivos políticos?

La Audiencia Nacional y el Tribunal Supremo han aplicado a veces el derecho penal saltándose las garantías procesales y forzando la interpretación de las conductas delictivas para garantizar un castigo más amplio y potente. Da la casualidad que los delitos perseguidos siempre se refieren a hipotéticos ataques a la soberanía del Estado. El enjuiciamiento de estas conductas se centraliza, como si se creyese que los jueces con ejercicio en Galicia, Nafarroa, Catalunya o Euskadi no fuesen capaces de según que cometidos.
El 4 de enero de 1977 la Audiencia Nacional (AN) sucedía al Tribunal de Orden Público franquista sin solución de continuidad, centralizando el enjuiciamiento de los delitos de terrorismo. Una jurisdicción especial que vulnera el principio de ser juzgados por el juez ordinario predeterminado por la Ley.
En 1990 la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo (TS) revocaba la previa sentencia absolutoria del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG) y condenaba por prevaricación al líder del partido nacionalista Coalición Galega (CG) y antiguo vicepresidente de la Xunta con el gobierno tripartito PSdeG/CG/PNG-PG entre 1987 y 1988. Esta sentencia no podría ser hoy dictada, ya que el Tribunal Constitucional (TC) proscribió en septiembre de 2002 que el Tribunal de apelación pudiese valorar para condenar la misma prueba ya valorada por el tribunal de instancia con resultado absolutorio. Pero entonces así se hizo.
En octubre de 2001 la Cámara de Representantes y el Senado de EE UU aprobaron la Patriot Act, adoptando en caliente esta decisión argumentándola en las miles de víctimas sufridas en New York el 11-S. Dicha ley, confirmada sustancialmente como legislación permanente en 2006, dispuso que el Poder Ejecutivo podría retener indefinidamente a los combatientes enemigos como poder inherente a la dirección de la guerra.
El TS revocó hasta dos veces sendas sentencias absolutorias del Tribunal Superior de Justicia de Euskadi y condenó en 2008 por un delito de desobediencia al Presidente del Parlamento Vasco, Juan Mari Atutxa y a los miembros de la Mesa Kontxi Bilbao y Gorka Knorr por negarse a disolver el grupo parlamentario Sozialista Abertzaleak, heredero de Batasuna. La sentencia había sido sólo recurrida por la acusación popular del sindicato fantasma y parafascista Manos Limpias, por lo que el TS hubo de sustituir su “doctrina Botín” (que prohibía la condena cuando no mantenía la acusación ni el Ministerio Fiscal ni ninguna acusación particular, es decir, cuando sólo la mantenía la acusación popular) por la “doctrina Airbag”, que en castellano usual se traduce como “igual que te digo una cosa te digo la otra”. Doctrina también denominada por otros Animal Farm, ya que demuestra orwellianamente que Emilio Botín era más igual que Juan Mari Atutxa, Kontxi Bilbao y Gorka Knorr. Dicha doctrina fue acríticamente confirmada por el TC, pero cayó en Strasbourg. En 2017 el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) condenó al Estado español por la vulneración sufrida por estas tres personas en su derecho a un juicio justo. Pero el mal ya estaba hecho. Como decimos los gallegos “Deus nos libre dun xa foi”.
En 2006 el TS inaplicó la universal doctrina que prohibe la aplicación retroactiva de las leyes (también las reglas de ejecución de las penas) y definió la doctrina Parot con carácter retroactivo. De este modo, los beneficios penitenciarios de redención de las penas por el trabajo, previstos en el Código Penal de 1973 y retirados del de 1995, se aplicarían no sobre el tiempo máximo de condena (30 años en dicho CP 1973) sino sobre el total de las penas impuestas (a veces de cientos de años, en caso de terroristas con varios delitos). El Tribunal Constitucional validó esta teoría en 2008. Una vez más, una sentencia del TEDH, de octubre de 2013, determinó la imposibilidad de aplicar este nuevo cómputo con carácter retroactivo, por lo que en los meses siguientes 72 presos hubieron de ser liberados, muchos habiendo visto arbitrariamente incrementado su tiempo efectivo de cumplimiento.
En junio de 2013 la AN juzgó por terrorismo a varios ciudadanos gallegos. El tribunal, presidido por el controvertido magistrado Félix Alfonso Guevara –famoso por su trato difícil y sus malos modos–, rechazó en el acto del juicio un gran número de pruebas encaminadas a acreditar la inexistencia de Resistencia Galega como organización terrorista, entre ellas la declaración de Xosé Manuel Beiras. Los testimonios de varios guardias civiles sólo se basaban en la convicción subjetiva, sin prueba alguna. La sentencia fue durísima, condenando entre 12 y 18 años a las cuatro personas juzgadas. El TS redujo un tanto tan desproporcionada pena, cuya ejecución fue draconiana, cumpliendo los condenados sus penas en régimen cerrado (primer grado) y en prisiones fuera de Galicia que impedían el contacto con su entorno vital. Sólo el deshielo relativo de los primeros meses de gobierno Sánchez, el trabajo permanente de sus abogados y las gestiones de antiguos diputados del PSOE permitieron su regreso muy reciente a cumplir la pena en Galicia.
En octubre de 2017 la AN desconoció su propia doctrina que la consideraba incompetente para instruir y enjuiciar el delito de sedición y continuó con la instrucción de la causa contra Jordi Sánchez y Jordi Cuixart, acordando prisión preventiva contra ambos, básicamente fundamentada en la gravedad del delito de sedición que entonces les imputaba. Por su parte, el TS acordó también prisión preventiva por supuesto delito de rebelión contra el vicepresidente Oriol Junqueras, la presidenta del Parlament Carme Forcadell y siete consellers y conselleras del Govern. 109 catedráticos y profesores de Derecho Penal de casi todas las Universidades del Estado denunciaban en su documento colectivo Legalidad penal y proceso independentista (noviembre 2017), la incompetencia manifiesta del TS en la causa contra los miembros del Govern y de la Mesa del Parlament (lo sería el Tribunal Superior de Justícia de Catalunya) y la de la AN en la causa entonces abierta independientemente contra los Jordis (lo serían los Juzgados de Barcelona), así como consideraba que la prisión preventiva acordada no solo era desproporcionada, sino que se basaba en delitos como la rebelión y la sedición, claramente inexistentes a la vista de la falta de violencia en el comportamiento de los presos. En la primavera de 2018 el Tribunal Superior de Schleswig Hollstein ratificaría respecto del president Puigdemont esta ausencia del elemento de violencia, esencial para que exista el delito. En marzo de 2019, por su parte, el Comité de Derechos Humanos de la ONU consideraba que la prisión preventiva aplicada a los presos políticos catalanes constituía una vulneración objetiva de sus derechos fundamentales.
A lo largo de estos casi dos años de causa penal (noviembre 2017-octubre 2019), el TS ha impedido que los presos políticos sucesivamente elegidos como diputados al Parlament, diputados al Congreso o eurodiputados pudieran cumplir el mandato legitimamente conferido por la ciudadanía, hasta el punto de que ha creado un ilegal tertium genus entre la inhabilitación decidida por sentencia y la no restricción de derechos políticos a los no condenados: el preso político inhabilitado de facto.
La AN desconoció la competencia de los Juzgados de Altatsua y Nafarroa para juzgar las supuestas agresiones ocurridas en dicha población navarra. El título competencial fue, como no, la acusación de terrorismo, delito del que finalmente fueron absueltos los acusados. Sin embargo esta acusación fue esencial para mandar a varios de ellos a prisión preventiva. Fueron condenados a penas muy elevadas en relación a la gravedad objetiva de los hechos, varias de ellas de 13 años de prisión. El Tribunal apreció la agravante de odio, por discriminación ideológica respecto a la Guardia Civil. Pero los cuerpos policiales no pueden ser destinatarios de dicha agravante de odio ideológico, al constituir instituciones neutrales sólo sometidas al imperio de la Ley. La causa está pendiente de recurso ante el TS.
En septiembre de 2019 la AN acordó la prisión de siete miembros de los CDR bajo la acusación de terrorismo. La detención policial se efectuó de modo abiertamente desproporcionado, causando graves perjuicios morales y materiales a familiares, con escenas propias de la detención de los elementos más letales del crimen organizado. En base al secreto de sumario, los abogados de los detenidos no conocían los hechos concretos de que se les acusaba y no se les permitió asistir a la declaración como investigadas de las otras personas detenidas distintas a su respectiva patrocinada. Tampoco pudieron comunicar en ningún momento con sus detenidos durante las primeras 36 horas de detención. A pesar del secreto del sumario y de la gravísima restricción de garantías que ello supone, los medios de comunicación de Madrid han recibido todo tipo de filtraciones (que si dos detenidos reconocieron parte de los hechos, que si hablaban a través de intermediarios con los presidents Torra y Puigdemont…), convenientemente usadas para la criminalización del independentismo, sin que el magistrado competente haya adoptado las medidas oportunas para defender el secreto de sumario. Cuando lo cierto es que la investigación sobre las filtraciones era relativamente fácil, ya que solo pueden venir, por eliminación lógica, de la fuerza de Policía Judicial actuante, del personal del Juzgado o del Ministerio Fiscal.
En el Estado español rige un Estado de Derecho que reconoce y ampara las garantías procesales, como bien ha recordado el profesor Queralt. Pero desde el inicio de la misma transición la Audiencia Nacional (AN) y el Tribunal Supremo (TS) han aplicado selectivamente el Derecho Penal del Enemigo, muchas veces como mensaje para transmitir cuales son los límites de la tolerancia con los sectores discrepantes. Para ello la Ley ha posibilitado centralizar en dichos AN y TS las causas de terrorismo, aumentando extraordinariamente su ámbito material (“todo es ETA”, decía Baltasar Garzón). Como si se desconfiase de la magistratura ejerciente en Catalunya, Euskadi, Nafarroa o Galicia.
Esta aplicación selectiva y distorsionada del derecho penal es incompatible con la Convención Europea de Derechos Humanos y demás tratados internacionales en materia de derechos humanos suscritos por el Estado español. Deteriora también la convivencia democrática, restringe las libertades y asienta, dentro y fuera del Estado español, la idea de que el Estado cambia de reglas a mitad de partido en función de sus objetivos políticos.
Además, la continuidad de estas conductas las normaliza y las hace pasar por admisibles para millones de personas. Porque, en último caso, su validez utilitarista se basa en que su destinatario es el enemigo.

Presidente Fernández Albor

Resulta rechamante a frialdade oficial da Xunta e do Parlamento a respecto do pasamento do primeiro presidente de Galicia eleito por un Parlamento democrático. Está a faltar sentido institucional e sentido de País, porque Fernández Albor pertence á historia política común.
Gerardo Fernández Albor era un home moi de dereitas, mais non colaborou coa ditadura nin participou na oligarquía franquista. Foi chamado á guerra e partillou no Exército franquista como tantos milleiros de galegos houberon de facer. Entre 1938 e 1939 recibiu adestramento como piloto de guerra español por parte da Luftwaffe alemá. Tocoulle ir á guerra, canda tantos outros, mais non fixo parte ningunha nas políticas de represión e despoxo franquistas. Para máis, o seu círculo persoal, familiar e de amizades non tiña nada a ver cos círculos de poder franquistas, mantendo nos últimos anos do franquismo unha morna militancia a prol da lingua e cultura galegas.
Como Presidente tivo o acerto de apoiar a política de institucionalización do autogoberno (edificios de San Caetano, CRTVG, conformación da Administración e Facenda autonómicas, melloras do financiamento, normalización lingüística…) desenvolvida polos seus vicepresidentes X. L. Barreiro e Carlos Mella e, sobre todo, pola unanimidade dos voceiros parlamentarios da lexislatura do Parlamento, na que salientaron por CG Pablo G. Mariñas e polo PSG-EG Camilo Nogueira. Mais despois das eleccións de 1985, nas que non puido quitar a maioría absoluta, o desgoberno e falla de proxecto acadaron tal dimensión que a moción de censura de 1987 foi inevitábel, pondo remate a aquel seu desaquelado Goberno.
Nos últimos anos Fernández Albor acentuou o seu conservadurismo e afastouse bastante do morno galeguismo da súa madureza, quizais por nunca ter asumido a súa responsabilidade política no proceso que deu no seu cesamento no 1987.
De calquera xeito, Gerardo Fernández Albor foi o primeiro Presidente de Galicia elixido por mandato parlamentario despois da transición e, coas súas eivas e defectos, pertence á historia deste País e require das súas Institucións un recoñecemento póstumo digno, como fan todas as nacións cos seus persoeiros. A falla dese recoñecemento por parte do actual Goberno e Parlamento galegos amosa nidiamente a pouca trascendencia simbólica que a dirección actual do PPdeG lle atribúe ao autogoberno.

Coalicións técnicas

O bipartidismo dinástico PP-PSOE estableceu, no xa lonxano 1987, unha circunscrición electoral única para todo o Estado, contra o que ocorre nos demais grandes Estados da UE como Francia, o Reino Unido (onde hai circunscricións específicas para Gales, Escocia ou o Ulster irlandés) Alemaña, Italia ou Polonia. No 2004 este sistema electoral duplamente favorecedor dese bipartidismo (a medio da pro-maioritaria regra D´Hondt e da circunscrición única estatal) outorgoulle aos dous partidos maioritarios o 90% dos escanos. Lóxico. Levan gobernando máis de 30 anos e fixeron o Dereito electoral á medida dos seus intereses.
Fronte estes feitos consumados, as forzas políticas de decisión galega, os galeguistas, houberon reaxir. E teceron alianzas técnicas con forzas nacionalistas e autonomistas doutras nacións e territorios do Estado, coa fin de obter representación. De feito, agás as candidaturas do BNG nos 1994 e 1999, sobrancearon sempre as coalicións técnicas que permitiron acadar representación: José Posada foi eurodeputado de CG en coalición co PNV e CC no 1993-1994 e Ana Miranda foi eurodeputada do BNG nesta última lexislatura, en coalición con ERC e EA. Carlos Garaikoetxea (EA) foi eurodeputado (1987-1994) e defendeu os intereses galegos dende o prisma dos seus coaligados do PNG-PG. Ao longo de todos estes anos, as forzas galegas obtiveron atención parlamentaria e apoio técnico no Parlamento Europeo para poder desenvolver a súa política aló, calquera que for o eurodeputado da coalición de quenda que nese intre desenvolvese a función.
As razóns desta versatilidade atópanse no carácter nomeadamente técnico desta caste de coalicións. Vascos, canarios, cataláns e galegos coalíganse por razóns pragmáticas, para evitaren o veto do bipartidismo e para que cadanseus electorados e países poidan ver representados os seus intereses na Europa.
Xa que logo, CxG non lle fará favor ningún ao PNV como o BNG non llelo fixo no 2009 a ERC e EA. Xuntan votos, loitan contra a exclusión europea das periferias e tentan defender os intereses específicos de cadanseus países. Nin van gobernar xuntos nin van casar.